El domingo pasado un determinado grupo de personas no tuvo otra cosa mejor que hacer que mofarse públicamente del primer lehendakari de Euzkadi. Y además lo hizo en nuestro barrio. Poco podemos decir. Suponemos que silenciarle, difamarle y obligarle al exilio hasta su muerte no fue suficiente y hay también que cachondearse de él. O a lo mejor es que algunos añoran otro tipo de estatuas más de su gusto.
Muchos de los retratados con cara de felicidad son representantes del pueblo, cargos públicos del PP. Y luego hablarán de convivencia, normalización, tolerancia, y respeto a sus ideas. Y nos llamarán nacionalistas a nosotros. Hay que tener poca vergüenza.
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